¿Qué es la regulación emocional?
La regulación emocional es un proceso mediante el cual los individuos influyen en las emociones que experimentan, cuando la experimentan, cómo las experimentan y se expresan (Gross, 2007).
Marsha Linehan, creadora de La terapia dialéctica conductual (TDC) para personas con Trastorno límite de la personalidad e ideaciones suicidas, considera a la regulación emocional como una habilidad de importancia para poner en práctica cuando sobrevienen emociones difíciles y dolorosas, con el propósito de reducir el sufrimiento emocional.
Desde este enfoque algunas de las estrategias de regulación emocional son:
*La identificación y el etiquetado de las emociones. Consiste en identificar y observar lo que sentimos, poniéndole un nombre a la emoción. Describiendo a la misma sin juicios ni críticas, esto lleva a entender lo que nos está pasando y a una autovalidación.
*Incrementar las experiencias emocionales positivas a través de eventos que sean de nuestro agrado, esto tiende a influir en nuestras emociones. A partir de un control de las situaciones externas (eventos agradables) podemos generar un control en la emoción. Por Ej: Si sé que me gusta mirar películas de suspenso puedo planificar ver una película por las tardes o en algún momento del dia. Si me interesa conectar con la naturaleza puedo elegir salir a caminar un dia de sol ya que me generaría bienestar o ir a una plaza. Se recomienda un aumento en la frecuencia de estas situaciones.
*Me interesa destacar una habilidad llamada acción opuesta, la cual consiste en hacer lo contrario a lo que la emoción nos impulsa a hacer, cuando la misma no está justificada con respecto a la situación o no es efectiva. Al experimentar emociones con una elevada intensidad o indeseadas, esta estrategia no implica bloquear la expresión de la emoción sino expresar otra emoción contraria a tus impulsos (Linehan, 2003). Para ello, se deberá ser consciente de la emoción que se vivencia, considerar si no está justificada o no es efectiva respecto a su intensidad, reconocer que acción te impulsa a realizar para luego reorientar la experiencia a un comportamiento contrario.
Tomando como ejemplo al Enojo, el mismo puede estar justificado cuando nuestros objetivos se vean impedidos o cuando sufras algún agravio. Si esta emoción no está justificada o su presencia no es efectiva, se puede llevar a cabo una acción opuesta como hacer algo amable, ponerte en el lugar del otro, evitar con amabilidad la situación o realizar respiraciones, manteniendo esa conducta contraria hasta que la emoción del enojo disminuya.
Con la tristeza se pueden considerar acciones opuestas como realizar actividades que te interesen, poner en práctica actos que te brinden confianza o te sientas competente.
Poner en práctica esta estrategia contribuye a modificar el comportamiento en los momentos difíciles y disminuir el malestar, a través de una práctica consciente repitiéndola una y otra vez.