En primer lugar, intentare definir a que se denomina abuso sexual infantil. Se entiende al mismo como cualquier conducta de tipo sexual que se realice con un niño, niña o adolescente (NNyA), incluyendo:

  • Manoseos, frotamiento, contactos y besos sexuales

  • Coito interfemoral

  • Penetración sexual por vía anal, vaginal, bucal con o sin objeto

  • Exhibicionismo y el voyerismo

  • Exhibición de pornografía

  • Instar a niños adolescentes a tener sexo entre sí o fotografiarlos en poses sexual

  • Contactar a un NNyA (niño, niña y adolescente) por internet

Según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 varones han declarado haber sufrido abusos sexuales durante su infancia.

¿Hay alguna característica que indique que tipo de niña, niño o adolescente puede ser víctima de abuso sexual?

No, cualquier niña, niño o adolescente puede ser víctima del abuso sexual infantil, no existe un indicador especifico ni un tipo de perfil exclusivo que determine la ocurrencia del hecho. Se da en todas las clases sociales, religiones o niveles socio-culturales. Generalmente quienes cometen los actos pertenecen al género masculino, aunque también existe una proporción de mujeres agresoras y cómplices.

Como se ha hecho mención, no existe un indicador especifico, no obstante, se evidencian factores de riesgo, como la falta de educación sexual, baja autoestima, tendencia a la sumisión, timidez o retraimiento, niñx en aislamiento, entre otros (Ossadón, 2002).

A continuación, se revisará mitos y realidades que se presentan en nuestra sociedad contribuyendo a la invisibilización del tema:

  1. Mito: Los agresores sexuales siempre usan fuerza física para someter sexualmente a los niños, niñas o adolescentes

Realidad: Suelen emplear tácticas de persuasión y manipulación, juegos, engaños, amenazas, distintas formas de coerción para involucrar a los NNyA y mantener el silencio. Es decir, no siempre utilizan fuerza física.

  1. Mito: El abuso sexual ocurre solo cuando hay violación con penetración por parte del abusador/a

Realidad: E l abuso sexual implica una serie de conductas sexuales, incluyendo la penetración, pero existe una serie de otras formas de abuso y son consideradas partes del Abuso Sexual Infantil.

  1. Mito: Los agresores son personas aisladas socialmente que tienen un tipo de personalidad especifico y algún tipo de enfermedad mental

Realidad: Los agresores son personas que se encuentran en nuestro entorno, en general pasan desapercibidos ya que su conducta social no coincide con su conducta sexual. No existe un perfil especifico de los agresores, pueden ser tanto varones como mujeres, heterosexuales u homosexuales, etc. Si bien se podría evidenciar un trastorno psicológico de base, los agresores no presentan enajenación mental propia de alguna patología psiquiátrica.

  1. Mito: Los niños inventan, fantasean, mienten. Sus dichos no son creíbles

Realidad: Los relatos de los NNyA abusados sexualmente incluyen un conocimiento de la sexualidad adulta que no es acorde a su edad. Los niños tienen un conocimiento básico de reproducción, pero desconocen su modalidad. En general la conducta de los niños o niñas es decir la verdad frente a un hecho, la posibilidad de que los niños elaboren una fantasía es bajo, por lo tanto, es un indicador clave para detectar los hechos.

  1. Mito: Los abusos sexuales ocurren cuando se presentan bajos recursos

Realidad: Ocurre en todas las clases sociales y niveles socio-culturales. Sucede que en clases con niveles económicos más altos acuden a diferentes recursos para ocultar la situación por lo tanto hay menos denuncias a instancias públicas o privadas.

  1. Mito: Los abusos sexuales ocurren en lugares solitarios y en la oscuridad

Realidad: La mayor parte de los abusos son cometidos por personas conocidas, en general dentro de su entorno familiar en cualquier día y horario.

Finalizando, es fundamental mencionar que los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual requieren un entorno conformado por adultos que sean comprensivos y contenedores brindando servicios asistenciales y de contención protegiéndolos de las posibles represalias como del proceso de revictimización.