Las emociones son respuestas a los acontecimientos internos y externos que experimentamos, que nos ayudan a interpretar el mundo que nos rodea y, por lo tanto, a actuar en consecuencia.

 

Es un estado complejo que involucra modificaciones psicológicas, físicas, cognitivas y conductuales. Por ejemplo, cuando una situación nos genera tristeza, experimentamos sensación de cansancio o agotamiento, disminución del apetito, dolor de pecho. También, actuamos en consecuencia, buscamos aislarnos socialmente, lloramos, nos quedamos todo el día en la cama, y aparecen pensamientos desesperanzadores.

 

Ahora bien, no todas las personas experimentamos las mismas emociones, ni de la misma forma frente a las mismas experiencias. Aunque, es importante subrayar, que todas las emociones que experimenta una persona son válidas y tienen sentido.

 

Esto se debe a que las respuestas emocionales que tenemos frente a las diferentes experiencias, son el resultado de un interjuego entre cierta disposición genética y cierto contexto ambiental que se va construyendo durante el desarrollo de cada individuo.

 

Marsha Lineham es una psicóloga estadounidense especializada en el estudio e investigación de los procesos emocionales. Ella describe que hay personas que son más sensibles que otras a las emociones y, en ocasiones, tienen mayor dificultad para manejar las emociones suscitadas.

El recurso que se suele encontrar como respuesta a esto, es la conducta impulsiva que muchas veces puede ser desadaptativa. Como ejemplos podemos mencionar los estallidos de ira, el uso de drogas, los atracones alimentarios, conductas autolesivas.

Decimos que son desadaptativas porque generan padecimiento. Este padecimiento, podría ser reconocido a partir de identificar que las respuestas emocionales que damos afectan a las áreas importantes de nuestra vida: al desarrollo personal, a las relaciones interpersonales, al trabajo, a la familia, etc.

 

Este sistema de respuesta emocional, que combina la hipersensibilidad emocional, la incapacidad de modular las fuertes emociones resultantes y las acciones asociadas, Marsha Lineham lo denomina “desregulación emocional”.

 

En este punto es importante volver a resaltar que ninguna emoción es “buena” o “mala”, “está bien” o “está mal”. Todas las emociones son válidas y tienen sentido, ya que responden a la experiencia. El punto está en poder identificar cuándo las respuestas emocionales que damos generan padecimiento.

 

Frente a esto, la psicoterapia proporciona herramientas validadas empíricamente, con las que es posible generar bienestar. Se trata de poder entender la experiencia emocional, disminuir la frecuencia en la que se tienen emociones no deseadas, reduciendo de este modo el sufrimiento emocional y las experiencias que generan padecimiento, potenciando aquellas experiencias que permiten acceder a una vida más plena y placentera.

 

 

Bibliografía:

  • Linehan, M. M. (2003). Manual de tratamiento de los trastornos de personalidad límite. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.