Existen diversos perfiles de personalidad y afrontamiento ante una situación, perfil que se crea desde nuestra infancia. Quienes hoy trabajamos con pacientes emocionalmente inestables, en algún momento nos hemos encontrado, con un paciente que no encaja del todo, que algo nos hace ruido. Es desde allí, donde suelen confundirse en muchos casos un perfil de paciente de Sobrecontrol desadaptativo con un perfil de Desregulación, de hecho, muchos tratamientos comienzan con un paciente que no puede controlar sus emociones y presenta conductas de riesgo, pero, al profundizar nos encontramos con un paciente de un alto carácter perfeccionista o autoexigente consigo mismo y esos periodos de inestabilidad no son repetitivos, es más son aislados y profundamente contenidos y/o castigados.
Cuando hablamos de que ello ya se gesta desde la infancia, podemos diferenciar a niños con pobre control emocional versus niños con Sobrecontrol, donde en el primer caso observaríamos a un pequeño emocionalmente más expresivo, impulsivo, externalizante de sus conflictos, muy dependiente de su estado de ánimo, en contrario de un niño, mas limitado emocionalmente, tímido, distante e incluso reticente de ciertas actividades sociales, disfrutando de actividades más en solitario y claramente con cierta distancia entre lo que siente verdaderamente y como lo expresa, mayormente solo en privado.
Es por ello que, debemos hacer un buen screening en los primeros encuentros con el paciente, en la etapa de pretratamiento, ya que, podríamos estar ayudando a una persona a ser más rígido en sus emociones y a una persona con desregulación a soltarse con mayor energía, ambos en contrario de lo esperado. Si bien, existen pruebas especificas para diferenciar ambos tipos de afrontamiento, están nos brindan un pantallazo de hacia donde caminar con el paciente en forma más efectiva. Pero ¿cómo es que dos tipos tan contrarios de personalidad presentan características que nos confunden?
Es aquí donde aparece la Terapia Dialectico Conductual Radicalmente abierta R.O. DBT, como un tratamiento transdiagnostico basado en la evidencia, desarrollado específicamente para problemas de Sobrecontrol, por su creador Thomas R. Lynch.
Demasiado de algo bueno: (Lynch, et. al., 2007):
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No son personas que ocasionan rebeliones ni situaciones de caos en las calles.
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Se encuentran hiperenfocados en los detalles y en brindar lo mejor de sí.
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Trabajan mas duro que la mayoría, previniendo futuras dificultades y cubriendo todos los escenarios posibles para responder a cada uno de ellos.
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No suelen ser fácilmente detectables, ya que aparentan una extrema normalidad y quietud en sus reacciones.
A la vez, si profundizamos, veremos que: presentan una sensibilidad baja a la recompensa, un procesamiento centrado en los detalles, una sensibilidad a la amenaza alta y un control inhibitorio elevado. (Eisenberg et al.,2000; Kendler, Prescott, Myers, & Neale, 2033; Krueger 199; Caspi, 200; Chapman & Goldberg, 2022; Markin et al., 2005). En cambio, en un paciente con desregulación; encontraremos: una alta sensibilidad a la recompensa, un procesamiento centrado en la globalidad y bajo control inhibitorio. Es por ello por lo que, tras un buen diagnóstico previo, podremos especificar de mejor manera los objetivos; como, por ejemplo; disminuir el distanciamiento, la soledad emocional y se incremente la flexibilidad conductual, su apertura y la expresión emocional a través de la conectividad social, grandes desafíos para una personalidad SC.
Principales errores…
En ocasiones, se suele observar que en un paciente que se sobreregula, presenta episodios de fugas emocionales, las cuales responden a expresiones de emoción con una intensidad mayor a la que generalmente se sentiría cómodo exhibiendo, lo cual se confunde con expresiones emocionales impulsivas propias de la desregulación, y es ahí donde podemos estar enseñándole a alguien con Sobrecontrol a inhibir dichas expresiones y como producto controlarse aún más. Estos episodios comprenden las mismas características que una conducta problema desde DBT standard y hay que tener mucho cuidado en no estigmatizar, ya que los consultantes SC, presentan también un alto riesgo de conductas problemáticas, solo que son de diferente índole.
Es así como, “no todo es lo que parece”.
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Las personas SC, a pesar de sentirse a menudo muy ansiosas, deprimidas o con malestar, trabajan duro para no dejar que otros lo vean por fuera.
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Una persona SC esta fuertemente motivada a crear una persona publica que indique competencia, obediencia y moderación, que se manifiesta en la negación o minimización del malestar, y esta persona publica hace más difícil que otra persona (incluyendo un terapeuta) conozca sus verdaderos sentimientos e intenciones.
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El terapeuta debe estar preparado para ampliar las preguntas de evaluación si parece que el individuo esta minimizado o está demasiado preocupado por responder preguntas correcta o exactamente. A su vez, debe tener mucha paciencia, ya que son individuos que se toman su tiempo en generar alianzas.
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Pueden presentar conductas autolesivas o intentos contra su vida, desde un orden más planificado.
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Presentan alta tolerancia al malestar y baja recompensa a la gratificación, por ende, se observará mayor resistencia a situaciones abrumantes que incluso lo vulneren en el camino y al quedar expuestos a ello, se esconden o limitan para no ser el foco de atención.
Es así, como se invita a profundizar en nuestra mirada y escucha, para brindar un acompañamiento especializado y efectivo a este otro tipo de consultantes, acompañándolos en el proceso de logar una vida que “valga la pena ser vivida o desde R.O. que valga la pena disfrutar”. (Lynch et al., 2007).