Se ha comprobado que a través de una alimentación baja en gluten y caseína los pacientes con TGD y autismo disminuyen considerablemente en la hiperactividad, los problemas gastrointestinales, el contacto visual y la interacción social.

Diversas investigaciones han señalado la posible relación existente entre el consumo de leche de vaca y los alimentos con gluten, con una serie de trastornos que van desde las alergias, las intolerancias alimentarias y los efectos opiáceos de estos alimentos pudiendo provocar síntomas conductuales en niños autistas y con TGD.

La caseína y el gluten por su estructura no pueden ser digeridos por completo (deficiencia enzimática) generando sustancias llamadas péptidos que pueden actuar como opiáceos, aparentemente esto podría deberse a una deficiencia enzimática en muchos niños con autismo que les impide desdoblar correctamente las proteínas.

Como resultado de esto, surgen 2 sustancias, la gluteomorfina y la casomorfina, ambos péptidos bioctivos que podrían atravesar la membrana intestinal y llegar a tejidos periféricos vía circulación sistémica, pudiendo alterar el metabolismo celular como inductores hormonales y neurotrasmisores.

 En el caso de la casomorfina, la evidencia científica dice que la única enzima conocida que la divide es la DPP-IV (Dipeptidil Peptidasa IV), la cual en niños con autismo aparentemente se encuentra ausente o reducida, sospechándose que es una de las posibles causas de las anormalidades observadas en estos niños. Esta enzima puede estar ausente por mecanismos genéticos o porque ha sido desactivada, posiblemente mediante un mecanismo auto-inmune.

Por otro lado, en algunos individuos que no pueden metabolizar el gluten, se produce una Gliadina-A, la cual se une a los receptores opiáceos asociados con alteraciones en el estado de ánimo y en la conducta

Normalmente estas moléculas son degradadas en el lumen del intestino delgado, logrando que no ingresen al torrente sanguíneo, situación que se ve afectado en niños con autismo, donde se podría generar una respuesta inmune, con generación de anticuerpos o células dirigidas contra componentes de proteínas. . Por otra parte, tanto los intestinos, como la red de vasos sanguíneos que irrigan el cerebro, es decir, la barrera hematoencefalica, prevent el paso de estas proteínas al cerebro, por lo que es muy difícil que moléculas tan grandes logren penetrar tales barreras.

Sin embargo, se considera que en la población autista, existía una mayor tendencia a presentar errores del metabolismo que impiden degradar estas moléculas y / o presentar mayor permeabilidad en las barreras naturales.

En relación a las anormalidades en la conducta de los niños con autismo, se reconoce a la conexión cerebro intestino como una base fisiopatológica entre dolencias gastrointestinales y una variedad de enfermedades neurológicas, en donde el deterioro en la permeabilidad intestinal es el enlace para explicar la asociación entre el autismo, la respuesta inmune inadecuada, la alergia a múltiples alimentos, el sobrecrecimiento de hongos y el déficit de micronutrientes.

Entonces como conclusión, se ha considerado que la eliminación en la dieta tanto del gluten como de la caseína, es muy eficaz para que los niños puedan mejorar sus síntomas característicos obteniendo resultados interesantes en cuanto a la disminución de la hiperactividad, los berrinches y los problemas gastrointestinales , además de aumentar el lenguaje, la atención, la maduración cerebral, la interacción social, el aprendizaje, el contacto visual, el funcionamiento cognitivo y las habilidades comunicativas en los individuos con autismo.