El gran éxtasis, la experiencia subjetiva más placentera, a veces suele ser inalcanzable para algunos cuerpos. Una existencia sin él es la fotografía de nuestros demonios sexuales.

En términos fisiológicos, el orgasmo no es más que un reflejo. Sin embargo, cualquiera que lo haya experimentado, sabe que nada se le parece. Que ese estado alterado de consciencia –no se diga si se acompaña de un vínculo emocional- nos hace viajar por segundos al Nirvana. Y por ello, ancestralmente vivimos buscándolo. Es la última consecuencia, la meta de cada una de nuestras exploraciones. Porque si bien -y según las teorías psicoanalíticas- el sexo y sus satisfactores son nuestro motor primario, todo, pero todo lo que hacemos tendría que terminar en su obtención. No obstante, para muchos, especialmente mujeres, es un misterio que nunca han experimentado o dejaron de sentir. Como una ‘maldición’, no hay camino que las lleve a él. O eso creen. Este es el mapa de la anorgasmia y su salida.

La ANORGASMIA es la disfunción sexual femenina más frecuente Somos un país analfabeto sexual porque la mayoría ni siquiera entiende qué le está sucediendo o supone que la manera en la que vive sus encuentros sexuales es ‘normal’ y que el orgasmo es un hecho aislado o ‘de mucha suerte’. De hecho, aquellas entrevistas que realizara Alfred Kinsey en la década de los años 50 y que dio vida a su famoso Informe del comportamiento sexual, detectó que en ese entonces cientos de mujeres desconocían esta fase, ni siquiera sabían que tenían dicha posibilidad.

No es lo mismo la imposibilidad para experimentar orgasmos, que la dificultad para lograrlos o no tener el deseo de hacerlo. Pero suele confundirse.

El orgasmo y el deseo sexual van muy ligados. O sea, el impulso por un encuentro sexual puede existir pero no se logra el clímax. O bien, no hay un interés psicológico por tener relaciones (fase estímulo sexual efectiva), y por lo tanto el resultado –el orgasmo- se imposibilitará por la barrera de inicio. Y también, existe el caso de haberlos vivido en otras etapas de vida, pero algo está evitando o dificultando que surja; una anorgasmia secundaria. Lo cierto es que las causas pueden ser varias pero en el 75% de los casos, es de orden emocional.

El tratamiento sexológico consiste en tareas que permitan reconocer sensaciones placenteras. Integrarlas desde actividades simples como irse a cortar el cabello hasta comenzar a explorar el cuerpo al espejo y proseguir a tocar; es un proceso. Cada uno es responsable de su placer. Descubrimos mapas y los compartimos. Acostarse en la cama a esperar que otro que nos inunde con su sabiduría amatoria, es seguir creyendo en el cuento de la Cenicienta. Nadie vendrá a tomar tus riendas e indicarte el camino para vivir orgasmos. ¡Sólo lo harán tus manos!

 

 

La Lic. Marcela Ianni integra el equipo de trabajo de Habilidades para el Cambio. Es Psicóloga con un Enfoque Cognitivo Conductual y posee un Máster en sexología clínica, Intervención y Terapia Sexual