Si tenemos en cuenta que la definición de “adicción” para la OMS refiere que ésta es una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación, entonces cabe aclarar que en este artículo nos focalizaremos en las sustancias psicoactivas con la idea de poder brindar pautas de alarma para detectar un uso o consumo problemático de las mismas.
Para eso, antes conviene diferenciar los distintos tipos de consumos que existen, dado que no todos son considerados problemáticos, y clasificar a las distintas sustancias psicoactivas que pueden generarlo.
Si bien todo uso de drogas es nocivo, hay que tener en cuenta que no todo consumo es problemático o se enmarca dentro de una problemática de abuso, adicción o drogodependencia. Podemos diferenciar los siguientes tipos o modalidades de consumo:
- Consumo experimental o experiencial: la persona prueba pocas veces o por única vez la sustancia por curiosidad con el fin de vivir una experiencia. Si bien puede realizarse con cualquier clase de sustancia, este tipo de consumo es frecuente asociarlo a la utilización de enteógenos o preparados de sustancias vegetales que alteran los estados de conciencia, como la Ayahuasca, el San Pedro, los hongos alucinógenos, el peyote y demás drogas “espirituales”.
- Recreativo o social: la persona usa la droga en situaciones sociales o recreativas, con el fin de pasar un buen momento, integrarse a un grupo de personas que estén en la misma “onda” o realizar algún festejo.
- Consumo problemático o dependiente: Es el consumo que empieza a tener consecuencias negativas en la salud física, en la salud mental y en el área social del consumidor. Estas personas utilizan las drogas casi constantemente para mantener el efecto deseado intentando cumplir con sus actividades normales cotidianas, desarrollando tolerancia (la necesidad de consumir cantidades considerablemente mayores de la sustancia para lograr la intoxicación o el efecto deseado) y abstinencia (ante la falta de consumo aparecen síntomas físicos y psicológicos graves, que generan un malestar muy grande en el individuo). Cuando la situación se agrava, no encuentran otro sentido a su vida más que el de obtener y consumir la sustancia, deteriorando progresivamente su salud.
Podemos clasificar las sustancias psicoactivas de la siguiente manera:
- Alcohol: el alcohol etílico o etanol es una de las drogas más conocidas mundialmente y la que se consume en mayor cantidad. Se ingiere a través de diferentes bebidas (cerveza, vino, whisky, aperitivos, etc.) y su venta no suele estar prohibida. Es una droga legal y el consumo problemático de ella es conocido como
- Tabaco y Nicotina: el tabaco es una planta de origen americano que era consumido hace cientos de años por diferentes civilizaciones que poblaban el continente con fines medicinales o espirituales. En la actualidad, la industria lo vende procesado (legalmente) en forma de cigarrillos o de manera suelta, para armar. La sustancia psicoactiva del tabaco es la nicotina, que genera placer a través de la liberación de dopamina y produce dependencia física y psicológica. Al cigarrillo se le atribuyen muchos daños a la salud de las personas, siendo los principales los relacionados al sistema respiratorio.
- Benzodiacepinas: son drogas legales que deben venderse bajo receta archivada en las farmacias y funcionan como ansiolíticos o hipnóticos, inhibiendo al sistema nervioso. Algunas de ellas son el Clonazepam, Alprazolam, Lorazepam y Diazepam. El abuso de benzodiacepinas genera tolerancia y dependencia, además de producir deterioro cognitivo y psicomotor.
- Cannabis: más conocida socialmente como marihuana, esta planta posee THC (delta-9-tetrahydrocannabinol) como principio psicoactivo. Actualmente es una sustancia ilegal. Generalmente se consume fumada (aunque también puede prepararse comida con ella) y produce alteraciones en la manera de pensar y comportarse del consumidor. Puede producir efectos no deseados, como aumento del ritmo cardíaco, cansancio, paranoia, ansiedad, irritabilidad, etc. Aunque no se han registrado casos de muerte por sobredosis con esta sustancia hay evidencia de que es posible llegar a una adicción al cannabis.
- Estimulantes: en este grupo se encuentran la cocaína y sus derivados (paco, pasta base), las anfetaminas, las meta anfetaminas. Son drogas de alto poder adictivo que producen un efecto energizante y estimulante del sistema nervioso. Actúan intensamente en el sistema de recompensa del cerebro y el abuso de ellas produce graves deterioros en la salud física y mental de los consumidores. Según cuál sea la sustancia se pueden consumir de diferentes maneras: inhalada, inyectada, por vía digestiva o fumada.
- Psicodélicos: dentro de este grupo podemos encontrar drogas como el LSD (ácido lisérgico), DMT, Psilocibina (hongos), Floripondio, Ketamina, MDMA, etc. Los psicodélicos producen un estado alterado de la conciencia, alteraciones en la percepción (pudiendo llegar a la generación de alucinaciones) y en los pensamientos, variaciones en el estado de ánimo, distorsiones en las dimensiones de espacio y tiempo, entre otros efectos. Algunas de estas sustancias son de origen natural y otras de origen sintético.
- Opioides: son drogas derivadas del opio, que se obtiene del jugo de la planta adormidera o amapola. Los seres humanos utilizan el opio desde hace muchos años. Los derivados del opio se utilizan de manera legal en la medicina dado su poder analgésico (ejemplo de esto es la morfina) y también de manera ilegal como drogas recreativas que generan una gran dependencia dado el alto nivel de tolerancia que desarrolla el consumidor y los severos síntomas de abstinencia que producen estas drogas (ejemplo de esto puede ser la heroína). El consumo reiterado y problemático de estos compuestos produce deterioros en la salud de los usuarios rápidamente.
- Solventes: estos compuestos en general se inhalan e ingresan al organismo por vía aérea. Muchos solventes orgánicos como el tolueno (un ingrediente de algunos pegamentos de venta libre), el éter etílico y la nafta son usados como drogas debido a su poder psicoactivo. El consumo de estas sustancias produce daño cerebral irreversible y alto riesgo de muerte.
Habiendo repasado los diferentes tipos de consumo y la clasificación de las distintas drogas, vamos a definir seis indicios o pautas de alerta para considerar un consumo de sustancias psicoactivas como problemático:
- Aumento considerable de la frecuencia de consumo. El individuo comienza a consumir la sustancia de una manera significativamente más frecuente, cada vez menos espaciada en el tiempo (ej. la persona que pasa de consumir una vez por mes a dos o tres veces por semana).
- Aumento considerable de la cantidad de sustancia consumida. La persona tal vez no ha aumentado la frecuencia de consumo pero sí la cantidad. Ahora, cada vez que consume lo hace con una cantidad mucho mayor de sustancia (ej. el sujeto anteriormente consumía dos o tres copas de vino en toda la noche y pasa a consumir dos o tres botellas cada vez que lo hace).
- Entre los motivos de consumo se incluye la evitación de pensamientos, emociones y sensaciones corporales negativas o generadoras de malestar. En esta caso el individuo ya no consume para festejar algún evento en particular o pasar un buen momento social, si no que lo hace para tapar algún malestar emocional (ej. cada vez que se pelea con su pareja se va a consumir para poder sobrellevar la angustia y el enojo que la situación le produjo).
- La persona pasa de consumir en situaciones sociales a consumir en soledad. El consumidor puede pasar largos períodos de tiempo consumiendo solo y a escondidas de los demás (ej. el individuo se encierra solo en su habitación a aspirar cocaína toda la noche).
- Consumir con el fin de aumentar el rendimiento (deportivo, académico, laboral). La persona consume sustancia para poder rendir más en un área de su vida importante para él dado que en sobriedad no puede afrontar la situación de manera óptima (ej. el estudiante que cada vez que rinde un examen tiene que consumir una sustancia para poder rendir adecuadamente).
- El consumidor presenta una reducción importante de las actividades sociales, académicas, laborales y recreativas, llevando al deterioro estás áreas de su vida.
Es importante que ante la presencia de alguno o varios de estos factores la persona consulte a un profesional especializado dado que puede encontrarse en riesgo de desarrollar una adicción. De la misma forma, la detección de alguno de estos factores por parte de un familiar o allegado debe funcionar de advertencia para poder ofrecerle ayuda a la persona que se encuentra en problemas de consumo.
El tratamiento de las adicciones es un proceso complejo y debe transitarse con el mayor apoyo posible por parte de la red de contención de quien padece el problema. Así mismo, el individuo debe ser abordado interdisciplinariamente por el equipo de salud tratante y entender que en ese arduo camino que implica la recuperación, la voluntad de querer salir adelante es el motor que permite la rehabilitación.