El bullying es un tema de consulta frecuente en el ámbito de la clínica psicológica infanto-juvenil. El término “bullying” se ha vuelto cotidiano en estos tiempos, se ha ido instalado en las instituciones, en las aulas, en los temas y problemas en el ámbito educativo, dicho concepto forma parte del universo de los niños y de los adolescentes.
Comencemos por explicar, de donde proviene la palabra Bullying, “Bully” significa matón o bravucón; se trata de conductas que tienen que ver con la intimidación, el aislamiento, la amenaza e insultos sobre una víctima. Piñuel y Oñate (2005) definen al Bullying como: “un continuado y deliberado maltrato verbal y modal que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente con el objeto de someterlo, asustarlo, amenazarlo y que atentan contra la dignidad del niño ”. La duración en el tiempo del maltrato produce el establecimiento de un proceso que va a ir generando la resistencia en el niño y afectando las diferentes áreas de su vida.
¿Cuáles son los indicadores para detectar que un menor sufre de bullying? ¿a qué conductas debemos estar atentos?
Algunas de las manifestaciones conductuales observables son las siguientes: modificación de carácter, aislamiento, abandono de actividades que eran de interés, pérdida de capacidad de concentración con el consecuente descenso en el rendimiento, pérdida de confianza en sí mismo y la negativa manifiesta a asistir a la escuela.
¿Cuáles son las consecuencias del acoso escolar en las víctimas?
Las consecuencias son graves, las víctimas pueden presentar sintomatología internalizante: ansiedad, depresión, baja autoestima, ideación o intentos de suicido; y social: aislamiento, déficit en habilidades sociales, autocontrol y estrategias interpersonales. Los niños y adolescentes víctimas de acoso escolar carecen de habilidades interpersonales eficaces, este déficit incide negativamente en el funcionamiento personal, escolar y social, aumentando su vulnerabilidad para ser acosados. Debido al miedo producido por los constantes abusos experimentados, es común que las víctimas sientan culpa, vergüenza e indefensión y desarrollen patrones de conductas evitativas, lo que contribuye a un mayor aislamiento y riesgo de presentar síntomas de depresión.
¿Cómo prevenir el acoso escolar?
Es primordial promover la tolerancia y la inclusión entre los alumnos para que sientan que su identidad es respetada y valorada. Es necesario que los adultos responsables, docentes, padres asumamos una posición preventiva y amorosamente atenta para ver, detectar y anticipar cualquier situación de conflicto, y que se pueda intervenir con el fin de bajar la carga emocional, intentando apaciguar cualquier episodio de agresión física o verbal.
Los niños responsables del acoso escolar deben recibir atención y ayuda para disminuir su conducta agresiva, frecuentemente el atacar y sentir la necesidad de dominar a los compañeros responde a inseguridades propias e incluso a situaciones de violencia experimentadas en el hogar.
¿Cómo es desde la terapia cognitiva conductual el tratamiento de una víctima de acoso escolar?
Desde la terapia cognitiva conductual el tratamiento de un menor víctima de bullying se focaliza en 1) Mejorar sus habilidades sociales y asertivas, 2) Fortalecer su autoestima, 3) Desarrollar habilidades de resolución de problemas, y 4) Reforzar sus habilidades de comunicación.
Para el logro de estas metas se pueden utilizar diferentes técnicas cognitivo-conductuales como la reestructuración cognitiva para identificar y modificar cogniciones en las víctimas, incluyendo ejercicios de discusión pensamientos negativos y búsqueda de pensamientos alternativos. Otro recurso que brinda la TCC es el entrenamiento en resolución de problemas que estará dirigido al análisis de problemas sociales y de acoso escolar, tanto experimentados como hipotéticos, con el objetivo de plantear posibles respuestas a distintas situaciones y así lograr que el menor pueda actuar de forma más eficaz. El entrenamiento en habilidades sociales, asertivas y comunicativas resulta también ser muy efectivo, a través del rol playing en consulta o a través de la exposición aplicando estrategias interpersonales en el contexto escolar, realizando autorregistros de pensamientos y sentimientos de cada situación social. También resulta ser una herramienta fundamental la activación conductual que consistirá en la recuperación de actividades agradables que el niño o adolescente realizaba antes del comienzo de la victimización y el inicio de nuevas actividades que fomentaran la ampliación de su red social.