La Terapia Dialéctico Conductual (DBT) es un tratamiento desarrollado por Marsha Linehan, en principio para pacientes con conductas suicidas, donde la mayoría cumplía los criterios de trastorno límite de la personalidad, y luego se extendió a otros cuadros como el abuso de sustancias, el trastorno bipolar, los trastornos alimentarios, etc.

La DBT plantea la hipótesis de que muchas de los problemas que tienen los pacientes para manejar emociones intensas es debido a la falta de conductas específicas para ello, o a la dificultad para aplicarlas en el contexto adecuado. Por ello esta terapia contiene un componente específico de entrenamiento en habilidades para superar ese obstáculo. Haré una breve presentación y justificación de cada una de ellas:

Mindfulness:

Las habilidades de mindfulness nos ayudan a enfocar la atención en el momento presente, notando lo que está sucediendo dentro de nosotros mismos como lo que está sucediendo fuera, tanto a nuestras emociones, a nuestros pensamientos, como a nuestra conducta y el contexto.

Algunas veces sobreviene la sensación de no estar conectado con los demás, por tener la atención puesta en cosas que nos preocupan; otras, intentamos poner la atención en cualquier lugar que no sea en uno mismo, porque la emoción dentro nuestro es dolorosa y queremos evitarla. Esta habilidad nos ayuda a centrarnos en nuestra relación con el otro en el aquí y el ahora para poder conectar y disfrutar del momento; a observar nuestra experiencia interna sin juzgarla y sin huir de ella, para luego lograr un mejor manejo de la misma.

Efectividad interpersonal

Las habilidades de efectividad interpersonal nos ayudan a mantener y mejorar las relaciones tanto con las personas cercanas a nosotros como con los extraños. Aprendemos a pedir de manera efectiva para obtener lo que queremos, a manejar una situación complicada para cuidar una relación valiosa, y a mantener nuestro autorrespeto.

La dificultad en la relación con los demás es algo que nos atraviesa todo el tiempo en la vida diaria y en diferentes contextos (trabajo, universidad, amigos, pareja, familia, etc.). La idea aquí es obtener herramientas para una mejor gestión de la comunicación con las personas que nos rodea para disminuir el conflicto, generar un mejor ambiente, y/o terminar relaciones poco saludables.

Regulación emocional

La regulación emocional incluye mejorar el control de las emociones, aunque no se pueda lograr un control emocional completo. Hasta cierto punto, somos quienes somos y la emocionalidad es parte de nosotros. Pero podemos tener más control y quizás aprender a modular algunas emociones. Aprendemos a identificar correctamente la emoción que nos provoca la situación, a reducir la intensidad de las emociones dolorosas o no deseadas, a reducir la vulnerabilidad a emociones intensas.

Las emociones, por más desagradables que sean, no se pueden eliminar, es algo con lo que vivimos todos los días. Sin embargo, lo que sí podemos hacer es lograr un mejor manejo de ellas para que disminuya el tiempo de su presencia, que sean menos intensas, y que las consecuencias en el ambiente sean mínimas.

Tolerancia al malestar

La tolerancia al malestar es la capacidad de tolerar y sobrevivir a situaciones de crisis sin empeorar las cosas. Además, estas habilidades nos enseñan cómo aceptar y vivir plenamente una vida que puede no ser la que esperábamos o deseábamos, a tolerar impulsos, emociones y eventos dolorosos cuando no podemos mejorar las cosas de inmediato.

La idea aquí es que cuando la emoción es muy intensa y las habilidades de regulación emocional en ese momento no pueden ser llevadas a cabo por alguna razón, podamos lograr atravesar la crisis sin empeorar el momento, y cuando la emoción haya disminuido un poco, poder recurrir a las habilidades de regulación emocional.

 

El entrenamiento en habilidades puede ser dado en forma particular por el terapeuta individual (aquí se recomienda hacerlo a otra hora, en otro ambiente, para hacer notar que el objetivo aquí es diferente al de una sesión común), o grupal, donde existen múltiples criterios para la selección de pacientes que lo conformarán (edad, diagnóstico, grupo abierto vs grupo cerrado, etc.). Por supuesto que alcanzar los objetivos propuestos por cada habilidad no es tan sencillo como pueda parecer al leer lo expuesto anteriormente, pero si creemos que es un aprendizaje indispensable para nuestros pacientes para ayudarlos a crear una vida que valga la pena ser vivida según los valores de cada consultante particular.