La exposición es reconocida como una estrategia conductual muy eficaz para tratar una serie de problemas relacionados con la ansiedad y el miedo, como el trastorno de pánico, la agorafobia, el trastorno de ansiedad social, el trastorno por estrés postraumático y el trastorno obsesivo compulsivo. Desde sus inicios ha sido fundamental en las terapias conductuales y cognitivas mediante el uso de la desensibilización sistemática para tratar las fobias y los trastornos de ansiedad (Wolpe, 1958)

Si bien no existe una definición universalmente acordada acerca de lo que es la exposición en psicología, la mayoría de los modelos que la incluyen la conciben generalmente como el contacto organizado con estímulos que provocan temor con el propósito de generar habituación ( Habituación , en el lenguaje cotidiano, es acostumbrarse al estímulo para que sea menos aversivo). Cabe señalar que los estímulos que provocan malestar pueden ser externos (como situaciones sociales, determinados, lugares, animales, objetos, etc. ) o internos (sensaciones físicas, pensamientos, recuerdos).

El miedo y la ansiedad pueden desarrollarse luego de que una persona tenga una experiencia directa y negativa con un objeto o situación, observe las consecuencias aversivas o el comportamiento temeroso de otras personas, o reciba información sobre amenazas de otros. A partir de esas experiencias, un o una situación que antes eran neutros pueden quedar asociados al peligro, provocando respuestas de miedo y ansiedad objeto, expectativas negativas sobre el estímulo y comportamientos evitativos. En este sentido, vale mencionar que las conductas evitativas son fundamentales para mantener el miedo y la ansiedad ya que, aunque estos comportamientos pueden reducir temporalmente el malestar, a largo plazo impedirán que se produzcan un nuevo aprendizaje.

La exposición clásica

En la exposición en su forma tradicional, la que más se usa en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, se alienta a los consultores para que se mantengan en contacto con los estímulos aversivos hasta que el nivel de malestar decaiga. Generalmente se trata de protocolos que enfatizan la necesidad de realizar la exposición de una manera gradual, creando un plan para ir progresivamente aumentando el nivel de desafío. En un caso de fobia a las arañas, una jerarquía de exposición clásica podría ser la siguiente:

  1. Hablar de arañas.

  2. Imaginar arañas.

  3. Mirar dibujos de arañas.

  4. Mirar fotos de arañas.

  5. Mirar videos de arañas.

  6. Observar arañas muertas reales en frascos de vidrio

  7. Observar arañas vivas reales en frascos de vidrio.

  8. Mirar una araña real quieta en el suelo o en el techo.

  9. Mirar una araña real que se mueve en el techo o en el suelo.

En estos casos, mientras la persona se encuentra en contacto con los estímulos que generan miedo, califica su nivel de angustia mediante el uso de unidades subjetivas de escala de angustia (SUDS). El Suds es una escala de 0 a 10, donde 10 significa extremadamente angustiado, ansioso o abrumado y 0 significa calmado, relajado, sin ansiedad ni angustia (Harris, 2021). Aquí el terapeuta suele ayudar a los consultores a estabilizarse en contacto con los estímulos que evocan miedo hasta que la puntuación SUDS caer. El objetivo principal de estas interrupciones es reducir la angustia emocional considerando que, si eso no sucede, la exposición es valorada como infructuosa.

Sin embargo, investigaciones recientes basadas en la teoría del aprendizaje inhibitorio (Arch y Craske, 2011; Craske et. Al., 2008, Craske, Treanor, Conway, Zbozinek y Vervliet, 2014) muestran que no aún existe una conformidad entre la disminución de la ansiedad o la angustia durante la exposición y los cambios positivos en el comportamiento. Es decir, los consultores pueden no tener una disminución en los niveles de ansiedad o angustia, pero pueden tener cambios significativos de comportamiento positivo como resultado.

Exposición flexible

Por su parte , desde la terapia de aceptación y compromiso (Act) , se entiende a la exposición como un contacto organizado con estímulos de reducción de repertorio con el propósito de aumentar la flexibilidad de respuesta. La r educción de repertorio significa que el comportamiento es rígido, inflexible y limitado, reduciéndose a un pequeño rango de respuestas. Desde esta perspectiva, nuestros repertorios conductuales pueden verse reducidos por diversos tipos de estímulos, no solamente por aquellos que generan miedo o ansiedad.

En Act el objetivo de la exposición no es la reducción del malestar (aunque esto sucede muy frecuentemente de modo secundario) , sino el aumento de la capacidad de responder de manera más flexible (emocional, congitiva y conductualmente) a los estímulos de reducción de repertorio . Lo que es totalmente coherente con el modelo de exposición que propone la teoría del aprendizaje inhibitorio (Harris, 2021).

De este modo, la exposición en Act se lleva a cabo de manera consciente y al servicio de los valores de la persona. Aquí se pretende que los consultores puedan vivir de acuerdo a sus valores y puedan actuar de una manera efectiva; ya diferencia de la exposición clásica, no se miden las presiones SUDS ni se califican los niveles de malestar durante las exposiciones.

Por lo señalado antes y de acuerdo a la manera en que concibe Act la exposición, señalamos que se puede llevar a cabo a cabo de maneras muy flexibles , posiblemente mucho más que en otros modelos basados ​​en la exposición.