Los adolescentes son difíciles” “Son inestables, infantiles y caprichosos” “lo único que hacen es hacernos la contra a los adultos” “a los adolescentes no les importa nada” “están todo el día con el celular” entre otras, son frases que escuchamos cotidianamente, mitos que estigmatizan y cargan de una significación negativa a la adolescencia. No podemos negar que es una etapa de riesgo que puede generar conflictos, pero también es importante concebirla como un momento de oportunidades, ya que gracias a esta etapa consolidamos nuestra identidad y logramos adaptarnos a las exigencias del mundo.

Pero concretamente ¿Qué es la adolescencia? ¿Por qué es tan importante? ¿Qué pasa HOY con los adolescentes, el aislamiento y distanciamiento social?

La adolescencia es un concepto relativamente moderno que surge a partir de la segunda mitad del siglo pasado, ligado a cambios políticos, económicos, culturales y sociales, que hicieron necesaria su conceptualización. Se define como una fase especifica en el ciclo de la vida humana, ubicada entre la niñez y la edad adulta, que se inicia por cambios y transformaciones biológicas, psicológicas, sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones, pero esencialmente positivos (Pineda Pérez, Aliño Santiago, 1999).

Hablar de este carácter positivo se relaciona con la tarea propia del desarrollo de la adolescencia: la elaboración de un guion personal. (Fernández – Álvarez, 2008). Este guion tiene que ver con un proyecto de vida u objetivo central, es la historia personal que escribe el adolescente en relación a su identidad, sus sueños, sus deseos, su ideología y sus creencias, y la dirección es hacia el futuro. La capacidad de poder construirlo se expresará en forma de independencia y autonomía.

Pero esta elaboración no es simple, implica una ardua tarea debido a los cambios físicos, psicológicos y sociales propios de la adolescencia. En este momento surgen nuevas formas de pensar y de relacionarse afectivamente. Los adolescentes comienzan a conocer el mundo, y se van despegando lentamente del guion parental, de las expectativas y visión del mundo de los padres o familia. A partir de estas vivencias es que surgen nuevos modos de responder a las exigencias y desafíos que el mundo ofrece.

Como consecuencia de este despliegue de complejas operaciones cognitivas por parte del adolescente, es esperable que se generen conflictos. Esto se evidencia en las diferencias entre lo que esperan los padres o el medio y lo que los adolescentes pueden brindar, así como los mecanismos de resolución de problemas que pueden desplegar.

Lamentablemente el covid y las medidas que se han adoptado para impedir la propagación del virus, tales como el aislamiento en el hogar, distanciamiento social, suspensión de clases presenciales, entre otras, tuvieron un fuerte impacto en estas peculiaridades de la adolescencia. Han generado mayor sufrimiento y elevado los montos de ansiedad, incidiendo en los estados de ánimo. Reportes recientes afirman que los adolescentes se encuentran entre una de las poblaciones que manifiesta mayores sentimientos de soledad, decaimiento anímico y ansiedad.

Este impacto puede ser explicado desde las dimensiones biológica, psicológica y social. Desde un punto de vista biológico, el cerebro del adolescente se encuentra en desarrollo, que a su vez implica un desbalance: hay regiones cerebrales asociadas con el procesamiento de información emocional, tales como la amígdala y los ganglios basales, que se encuentran muy desarrolladas, en contraste a otras áreas como la corteza prefrontal, asociadas a la inhibición de impulsos y la toma de decisiones, que se encuentran aún en pleno desarrollo. (Torralva, 2019).

Desde un punto de vista psicológico y social, y entendiendo que el futuro es el eje de vida para los adolescentes, ya que la construcción de su guion personal está enmarcada en un proyecto de vida, este contexto de aislamiento los pone en un lugar de vulnerabilidad. Las definiciones de temporalidad se vuelven confusas y cuando no, inciertas: no hay respuestas para las preguntas ¿Hasta cuándo el aislamiento? ¿Hasta cuándo la cuarentena? ¿Cuándo vuelven las clases? ¿Cuándo puedo festejar con mis amigos y amigas un cumpleaños? Esta incertidumbre genera, inevitablemente, ansiedad y angustia, e interviene en la conformación del guion personal.

La noción de espacio también ocupa un lugar importante en el desarrollo de los adolescentes en contexto de pandemia. El espacio cotidiano dejó de ser la escuela, clubes, espacios con grupos de pares, salidas nocturnas, para convertirse en el interior del hogar y de las redes sociales. Si bien las redes sociales pisan fuerte y ocupan un lugar importante en la vida de los adolescentes desde antes de la pandemia, ahora se convirtieron en la herramienta privilegiada para llevar a cabo cualquier actividad: estudiar, socializar, practicar un hobby, festejar un cumpleaños, etc.

También es importante tener en cuenta el aspecto relacional en los adolescentes. Las relaciones interpersonales se han vuelto, en su mayoría, virtuales: lo que antes se reprochaba, hoy día ocupa el único medio posible de intercambio social para los adolescentes. Investigaciones recientes han mostrado que la mayor expectativa en cuanto a la salida de la cuarentena, es la de encontrarse con amigos, volver a la escuela y/o universidad, ver a familiares y retomar otras actividades. (INECO, 2020).

En cuanto al espacio compartido en el hogar, nos encontramos con un escenario totalmente nuevo: convivencia de 24 horas, con adultos trabajando desde el hogar, niños estudiando desde el hogar, y adolescentes también estudiando y viviendo su cotidianeidad desde el interior de el hogar. Los espacios se confunden, se superponen y esto puede desembocar en conflicto.

Sin embargo, la convivencia con los adolescentes en este contexto actual tan particular puede (y debe) ser un periodo de crecimiento, y no solo de conmoción y turbulencia. Los padres deben ejercer alguna influencia sobre sus hijos adolescentes (guiarlos) pero al mismo tiempo alentarlos en su autonomía. Los vínculos familiares pueden ser obstaculizadores o facilitadores de la conformación del guion personal de sus hijos, serán facilitadoras cuando tengan una representación colectiva de las separaciones en términos de individuación y no de ruptura (Fernández – Álvarez, 2008).

Para poder actuar como facilitadores de la construcción de significados, necesarios para construcción de la autonomía de nuestros adolescentes en el contexto actual, es importante y puede resultar de utilidad poner en práctica lo siguiente:

  • Resignificar la adolescencia como una etapa de importancia vital, que puede enriquecer tanto al adolescente como a la familia a partir de sus cambios.
  • Escuchar, comprender, no juzgar
  • Validar emociones y sentimientos.
  • Tolerar comportamientos propios de la etapa adolescente.
  • Planificar en conjunto metas u objetivos factibles de realizar a corto plazo, para aumentar sensación de autoeficacia, y poder vivenciar el tiempo desde otra perspectiva no tan cargada de incertidumbre. Evitar la multitarea.
  • Valorar pequeños logros de cada día.
  • Promover espacios de relajación y actividad física y recreativa.
  • Organizar a nivel familiar (y en la medida de lo posible) tiempos y espacios para llevar a cabo las tareas cotidianas (trabajo, estudio, ocio, etc).

El gran desafío consiste en la capacidad de tomar conciencia de lo positivo, poder disfrutar de los buenos momentos y logros de cada día, dejando de lado la culpa y desbloqueando pensamientos negativos, conectando con momentos de felicidad y bienestar. Es importante quitar el foco de atención del impacto negativo de esta situación, para conectar con lo que genera bienestar y felicidad.

Si bien no es una tarea fácil, y la adolescencia implica un plus, es importante poder validar el torbellino de emociones adolescente, para significar esta etapa como una gran oportunidad, con el objetivo de reducir los impactos de la pandemia tanto en los adolescentes, como en las familias.

Referencias Bibliográficas

  • Ministerio de Salud Pública. Cuba (1999). Manual de prácticas clínicas para la atención integral de salud de la adolescencia. Cuba: Minsap.
  • Fernández – Álvarez H., (200). Integración y Salud Mental. El proyecto Aiglé. España: DESCLÉE DE BROUWER, S.A.
  • Torralva, T. (2019). El cerebro adolescente. Buenos Aires: Paidós.
  • Fundación INECO (2020) Adolescentes y COVID-19. Pandemia, su impacto en la Salud Mental de los y las adolescentes y la necesidad de Acción.