El TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo) se caracteriza por la intrusión de obsesiones, que pueden ser pensamientos, impulsos, ideas o imágenes y comportamientos compulsivos que producen un alto grado de malestar e interfieren significativamente, deteriorando la calidad de vida de las personas que lo padecen. El problema principal para algunos consultantes son las rumiaciones obsesivas: largas cadenas improductivas de pensamiento, que generan ansiedad, angustia y ocupan su mente durante gran parte del día. En consecuencia, los pacientes con TOC, pueden presentar un déficit cognitivo transitorio, ya que las obsesiones limitan su capacidad atencional. Recuerdo el caso de una consultante que se preguntaba si tenía déficit de atención por no poder recordar si cerró la puerta; si se puso shampoo al bañarse o por haberse olvidado que había quedado para merendar con unas amigas. Al preguntarle qué la mantuvo tan ocupada ese día en el que se produjo el olvido, recordó ser invadida por el pensamiento de que si las latas no estaban correctamente alineadas, algo malo le ocurriría a su padre, el cual estaba internado. Por ello, pasó casi todo el día revisando y ordenando todo el aparador de su cocina.

Las obsesiones, atentan contra aquello que la persona más valora, por ejemplo, si valora demasiado la salud, es probable que sus pensamientos; impulsos; ideas o imágenes, giren en torno al tema somático: (obsesiones sobre tener SIDA; contagiarse algún tipo de germen; producir un daño accidental como dejar la llave de gas abierta; atropellar o envenenar a alguien; pensar que a un familiar le ocurrirá algo malo). Como estas generan un alto grado de malestar, es aquí que juegan su papel las compulsiones: conductas que pretenden neutralizar la obsesión, suprimirla o prevenirla; como por ejemplo: pedir al médico un análisis de sangre de carga viral; lavarse las manos o bañarse reiteradas veces para desinfectarse; revisar reiteradamente que la llave del gas esté cerrada; rehacer la ruta para comprobar que no haya nadie atropellado; probar primero la comida antes de servirla en la mesa o… tirarla y volverla a preparar; llamar a un familiar para comprobar que esté bien.

Las compulsiones, también pueden tomar la forma de “rituales” o actos mentales (rezar; contar; repetir palabras en un determinado orden o pensamientos en silencio; repasar mentalmente acciones previas; contar del 1 al 10, etc). Sin embargo, las compulsiones, no siempre están conectadas de forma coherente y realista con aquello que pretenden neutralizar o prevenir. Por ejemplo, un consultante una vez me dijo si podía descruzar las piernas, ya que no podía concentrarse…al preguntarle ¿por qué? me respondió que si una persona cruza las piernas, le da cáncer y se muere, porque eso le sucedió a su tío. Desde entonces, él evita cruzar las piernas, para evitar contraer cáncer y morir y, siente la responsabilidad de advertirme de ello para que mi vida no corra peligro. Lo más importante a tener en cuenta es que si bien las compulsiones, alivian momentáneamente el malestar, de ninguna manera ofrecen una solución efectiva para mitigarlo, porque es el cumplimiento de las mismas, lo que mantiene y fomenta el espiral obsesivo.

¿Cuáles son las causas del TOC?

Aunque todavía se desconoce a ciencia cierta cuál es la causa del TOC; hay determinadas hipótesis bien aceptadas hasta el momento:

Neuroquímica y neuro-anatomía: Se piensa que el núcleo caudado (parte de los ganglios basales) y ciertas partes de los lóbulos frontales, funcionan anormalmente en los pacientes con TOC. Asimismo, el metabolismo de la serotonina, se encuentra alterado en quienes padecen el TOC.

Factores heredo-genéticos: Según estudios, en los pacientes con TOC hay un 10% – 12% de los familiares de primer grado que también presentan este trastorno. Asimismo, la tasa de concordancia para el TOC es muchísimo mayor en gemelos monocígotos que dicígotos. A saber, lo que se hereda parece ser la naturaleza del TOC, no los síntomas específicos. En los casos estudiados, los síntomas NO se deben al modelado, aunque es cierto que éste puede facilitar el aprendizaje de una respuesta miedosa y ritualista.

Factores familiares y del entorno de crianza: estilos educativos familiares con una consciencia moral muy rígida (una diferenciación inflexible entre lo que está bien y mal); con excesivo énfasis en la responsabilidad y el perfeccionismo; formaciones religiosas que pregonan que hay que controlar lo que uno piensa y que es igual de pecaminoso pensar en algo que hacerlo. Estas experiencias tempranas, predisponen al TOC al favorecer y reforzar creencias sobre el daño y la responsabilidad en la materialización de los pensamientos intrusivos.

Modelo cognitivo y meta-cognitivo: podemos afirmar que todas las personas en algún momento determinado de la vida, tenemos pensamientos intrusivos… el punto está en la manera en que interpretan y se vinculan con sus pensamientos las personas con TOC. En éstas últimas, hay una FUSIÓN con esos pensamientos intrusivos y una sobreestimación de los mismos, la persona con TOC piensa: “Si tengo estos pensamientos es porque soy capaz de hacerlo; es porque debo querer que sucedan y además pensar en algo malo es igual de inmoral que hacerlo”.

Asimismo, las personas con TOC tienen una hipervaloración del control “no debo tener este tipo de pensamientos”; “si pienso en estas cosas, estoy perdiendo el control de mi mismo/a, me estoy volviendo loco/a”; “si no controlo mis pensamientos ahora, algo malo pasará”. Y un horror frente a la incertidumbre, es decir, tienen la creencia de que a través del pensamiento, pueden dominar; controlar; cambiar y/o evitar una situación. Creen que las obsesiones y las compulsiones (rituales, conductas de chequeo, reaseguro), ayudan a tener el control al dar la posibilidad de anticiparse y así reducir una amenaza o evitarla. También tienen creencias positivas sobre el perfeccionismo: creen que siempre hay una respuesta perfecta y que ni si quiera los errores o pensamientos “malos, feos” pueden ser tolerados por producir consecuencias terribles.

Otro de los pensamientos que más aparecen en las personas con TOC, son los de responsabilidad exagerada: “si pienso que algo negativo puede suceder, tengo que hacer algo para evitarlo, porque si no lo hago, será mi culpa si esto ocurre”. Por último, otro tipo de creencias típicas en personas con TOC (específicamente de acumulación) son “nunca podré reemplazar esto si se se ensucia o si lo pierdo, mejor lo guardo de recuerdo o me compro dos del mismo ejemplar”; “no puedo tirar esto, fue parte importante de aquel momento de mi vida, si lo hago, me arrepentiré”.

Si sufrís o conocés a alguien que tenga TOC, es fundamental que reciba(s) psicoterapia cognitivo conductual para obtener psicoeducación, comprender por qué le pasa lo que le pasa y en muchas ocasiones, es necesario un tratamiento combinado con psicofármacos.

¿Cuáles son los tratamientos con mayor evidencia científica para el TOC?

Terapia de Exposición y Prevención de Respuesta (EPR) y la terapia farmacológica con antidepresivos serotonérgicos y en ocasiones benzodiacepinas para disminuir el grado de ansiedad e intranquilidad.