Cuando una persona ingresa a un programa DBT, podemos ver respuestas o posiciones polares en sus familias : o suponen que ese tratamiento es solo para su familiar y que no deben implicarse o, por el contrario , considerando que deben informar al terapueta de las dificultades de su ser querido y estar al tanto, momento a momento, de su evolución. Según la dialéctica, principio central de DBT, ambas posiciones pueden ser ineficaces. En este artículo intentaremos contarles de qué modo las familias de pacientes que hacen DBT pueden implicarse de manera efectiva.

Para ello, resulta relevante empezar a transitar un sendero intermedio de preguntas que abrirán camino. Si eres familiar de una persona que está o se beneficiaría de hacer DBT, te recomendamos que puedas revisar los siguientes interrogantes:

¿Cuánto de lo que a mi familiar le ocurre, repercute sobre mí? ¿Cuánto de lo que hago, mantiene o sostiene las dificultades de mi ser querido aunque no desee que así sea? ¿Encuentro obstáculos para comunicarme efectivamente con ella? ¿Desconozco por qué le sucede lo que le sucede? ¿Me interesa acompañarla de manera efectiva? ¿Hay algo que pueda hacer para acompañar a mi familiar en su mejoría?

Si estas preguntas, resuenan, entonces estamos caminando por un sendero prometedor. Y sino resuenan, invito a continuar leyendo unos renglones más para entender por qué y cómo es importante implicarse en un tratamiento DBT como familiares.

¿Qué es DBT?

Cuando hablamos de DBT no estamos hablando de una psicoterapia de una hora a la semana en la que el o la consultante asiste para «cambiar» conductas. Decimos que DBT constituye un programa de tratamiento combinado porque involucra otros espacios que son relevantes para la mejoría, entendiendo mejoría como el logro de metas personales y la disminución de conductas problemáticas a partir del aprendizaje de habilidades.

Forman parte del programa DBT sesiones de psicoterapia individual y de farmacoterapia, y también clases grupales de entrenamiento en habilidades, entrenamiento para familiares y allegados, asistencia telefónica y reuniones semanales de los terapeutas. Estos diferentes espacios del programa DBT sirven en conjunto al logro de los objetivos del tratamiento que, resumidamente, incluyen:

1. que las personas se vuelvan más habilidosas en regular sus emociones , estando presentes aquí y ahora, aumentando su efectividad interpersonal y logrando tolerar los momentos difíciles sin empeorarlos
2. que las personas se encuentran motivadas para reducir sus problemas y para aumentar las conductas que las llevan a una vida con sentido
3. que las y los terapeutas se mantengan también motivadas/os a ayudar y que se comprometan a dar el mejor tratamiento posible
4. que el ambiente que rodea a la persona (aquí entramos terapeutas y familiares) sepa cómo colaborar con el cambio para que este se potencie.

En este sentido, la implicación de los y las familiares de cada consultante en el tratamiento aporta al último objetivo de tratamiento mencionado. Desde la perspectiva de DBT, también los terapeutas y familiares necesitamos practicar habilidades para responder con mayor eficacia a los eventos de la vida en general y a los relacionados con la desregulación emocional en particular. Muchas veces, como familiares carecemos de información sobre lo que le ocurre a un ser querido que tiene un diagnóstico de trastorno limite de la personalidad, trastorno bipolar, depresión o trastorno de la conducta alimentaria u otros diagnósticos que también pueden necesitar un programa DBT.

A su vez, es lógico que si nuestro familiar necesita entrenar habilidades que no ha adquirido a lo largo de su desarrollo, sea prudente pensar que quizás su familia no pudo ofrecérselas porque tampoco las disponía. Por lo cual, resulta imprescindible que como familiares también aprendamos habilidades de comunicación , entendamos cómo pueden regularse o cambiarse las emociones y sepamos cómo acompañar a alguien que sufre por ello.

Como dice José Quintero (2021):

» Estamos en el mismo barco. Y el barco se dirige a acompañar y ayudar a las personas con desregulación emocional a construir una vida que valga la pena ser vivida. Ese es el objetivo último de DBT».